Se contempló en el espejo.
Vacío de sí mismo
se vio como sombra sin contorno,
un misterioso fantasma ausente,
arrugado en su olvido.
Miró fijamente sus ojos:
-la cicatriz ya no me duele-
afirmó con cálidas palabras.
Escribió un silencio perfecto
y decidió desaparecer.
*Título verso de A. Storni